Pues sí amigos, ya es Navidad, al menos en Barcelona. Desde este sábado 24 de noviembre podemos disfrutar de las luces navideñas por las calles, el ambiente navideño y la visa oro de la abuela. Que alegría, que alboroto, ya tocó el perro piloto.
Desgraciadamente, El Corte Inglés dicta cuando son las fiestas o al menos cuando deben empezar. Este año a tocado empezar un mes antes para que la gente le vaya cogiendo el gustillo a andar apretado por las calles del centro, se gaste el dinero que no tiene (gracias visa) y de paso malbaratar un montón de luz en pleno debate sobre el cambio climático.
Todo este tinglado no hace más que demostrar que la gente, por mucho que nos quejemos o digamos lo contrario, somos como borregos. Da igual si la navidad es a finales de diciembre, da igual que no tengamos un duro por las hipotecas e hijos, en estas fechas todo da igual. Cuando se encienden las luces, todos a comprar regalos para padres, hermanos, hijos, tíos y la madre que los parió (con perdón). Y lo peor es que no sabemos que comprar, porque ahora todo el mundo tiene de todo (O casi).
La Navidad a mí siempre me ha gustado por el frío, la familia, los regalos, pero llega un momento en el que, por culpa de estirar tanto el chicle, la cosa ha dejado de tener un sentido hogareño para convertirse en una fiesta comercial, y en concreto, una fiesta de El Corte Inglés.
En fin, feliz navidad a todos, aunque sea un mes antes.
Desgraciadamente, El Corte Inglés dicta cuando son las fiestas o al menos cuando deben empezar. Este año a tocado empezar un mes antes para que la gente le vaya cogiendo el gustillo a andar apretado por las calles del centro, se gaste el dinero que no tiene (gracias visa) y de paso malbaratar un montón de luz en pleno debate sobre el cambio climático.
Todo este tinglado no hace más que demostrar que la gente, por mucho que nos quejemos o digamos lo contrario, somos como borregos. Da igual si la navidad es a finales de diciembre, da igual que no tengamos un duro por las hipotecas e hijos, en estas fechas todo da igual. Cuando se encienden las luces, todos a comprar regalos para padres, hermanos, hijos, tíos y la madre que los parió (con perdón). Y lo peor es que no sabemos que comprar, porque ahora todo el mundo tiene de todo (O casi).
La Navidad a mí siempre me ha gustado por el frío, la familia, los regalos, pero llega un momento en el que, por culpa de estirar tanto el chicle, la cosa ha dejado de tener un sentido hogareño para convertirse en una fiesta comercial, y en concreto, una fiesta de El Corte Inglés.
En fin, feliz navidad a todos, aunque sea un mes antes.
